jueves, 30 de julio de 2009

HASTA DONDE ERES LIBRE???

La propuesta que hace el liberalismo remite a contemplar la concepción de que el ser humano es un ser dotado de libertad capaz de elegir lo que contenga su mundo, considerando que aun esas cosas que muchos creen que lo esclavizan como la religión, la cultura, los vicios, las pasiones, etc., son elecciones propias, pues él mismo las ha elegido e interiorizado, aclarando que por ser estas elegidas libremente, no tienen la certeza de que sean las mejores ni las mas correctas.

Muchas personas piensan que el ser humano no es mas que un primate, un mamífero de enorme éxito evolutivo que ha convivido con la noción del bien y del mal y por el solo hecho de que es humano y se organiza en sociedad rechaza ciertas conductas como perversas y malignas, luchando contra demonios y fuerzas oscuras reconociendo por otro lado la presencia de lo sublime, lo adorable y la grandeza de lo que lo rodea.

En este ensayo voy a exponer la idea de que el ser humano es un ser libre dotado de la capacidad de elegir, considerando que las personas cualquiera que sea su edad o circunstancias tienen la capacidad de encargarse de su vida, lo que hace entonces que considere la libertad como “el poder de elegir un rumbo en el pensamiento, en el sentimiento o en el deseo frente a otros rumbos” Vincenzi, 1975.

A partir de lo anterior se establece que bajo esta condición de libertad de elección el hombre adopta la responsabilidad de sus hechos como algo propio, debido a que tiene que hacerse cargo de lo que elija y de lo que “ha querido hacer y ser”.

Es importante reconocer que esta facultad de elegir es tan inmensa que puede llevarlo a alcanzar situaciones nuevas y superiores, que podría salirse de sus manos al quererlas controlar o al menos debe hacer lo posible para convivir con ellas, es relevante aclarar de nuevo que el hecho de que el hombre posea la libertad de elegir no tiene la certeza de que esas elecciones sean las mejores ni las mas sensatas.

Con respecto a lo mencionado, es importante resaltar la importancia de los distintos hechos implicados en este proceso y es que si el hombre ha evolucionado es gracias al trabajo conjunto de la libertad de elección y de la conciencia humana, entendiendo la conciencia como aquello que nos permite conocer las cosas que vemos, sentimos y vivimos como algo propio, surgiendo además la idea de que el hombre en muchas situaciones no esta libre de obstáculos o libre de restricciones (ya sean de carácter físico o moral), ante lo cual la mayoría de las veces no se rinde sino todo lo contrario, se pone en la tarea de desencadenar un montón de situaciones que evidencian la presencia de su libertad y la capacidad que tiene esta para alcanzar algo con tal de satisfacer sus deseos o necesidades, evitando así caer en la frustración o en la insatisfacción.

Encontramos Filósofos como San Agustín que nos plantea la idea de que la autentica libertad es “aquella que conseguimos cuando elegimos poseer y poseemos a Dios” dejando nuevamente claro que cada uno de los seres humanos cuenta con la “libertad de elegir” es decir, están dotados de la libertad para escoger su camino y solo depende de cada ser administrar de manera correcta este don, a lo que el denomina “libre albedrío”.

Vemos por otro lado a Sartre el cual se opone a la anterior posición proponiendo que el hombre esta dotado de un “ser para sí”, el cual es libre, pero anexando a esto que se esta condenado a esa libertad. Sartre se opone a que esta libertad no es un don, sino todo lo contrario es un esclavo de ella, pues considera que para que se hable de una condición plena de libertad no debe existir nada que lo prive, mencionando entre estos fenómenos a la fe, los valores, etc.

Se puede pensar entonces que el hombre a diferencia de otros seres es quien crea sus propias tristezas y alegrías, sus propios sentimientos y actos, considerando a diferencia de muchos otros contrarios, que el hecho de que este pertenezca a una religión o tenga un modo de pensar “tal” o “cual” es por que el lo ha elegido, Sartre tiene una frase reconocida y es: “el hombre nace libre, responsable y sin excusas”, anexando a esto que si en algún momento se contempla que la condición de hombre es “vivir” por “vivir”, sin esfuerzos, ni dificultades, se están enmarcando dentro de un ideal determinista atribuyendo la formación de este individuo al instinto y a la condición biológica con la que “también” cuenta pero que no es la única presente dentro de este ser integral.

Es importante entonces, continuar en la búsqueda por la autonomía, no dejando de lado lo razonable, pues todo esto contribuye a la construcción de esa sociedad liberal en la que se cuestiona todo aquello que intenta violar este principio, y es por ello que el conocimiento detallado no solo de nuestros deberes como ciudadanos es un punto clave, sino que el reconocer y hacer valer nuestros derechos permite tener acceso a la defensa justificada en contra de toda fuerza externa que impida la formación autónoma del ser.

Finalmente concluyo que si la libertad de elección en el hombre suele presentarse como algo inexplicable, inexistente y con carencia de fundamento racional para muchos, es debido a la grandeza y autenticidad que esta tiene. Por otro lado cabe rescatar que a partir de la libertad de elección que cada uno posee y que es propia de nuestra condición humana podrá concluir estar de acuerdo o en desacuerdo con lo postulado anteriormente.

viernes, 24 de julio de 2009

ACTUA EN EL AQUÍ Y EL AHORA…

Abordar la lectura de Heidegger de manera particular permite caracterizar al hombre como un ser dotado de pensamiento, esencia que le permite no solo ser lo que es, sino que le permite visualizar, enfrentar y experimentar la esencia de su entorno sin determinismos que radiquen y se debatan entre lo bueno y lo malo.
Es entonces como este autor de manera suspicaz hace una invitación a la trascendencia reflexiva del pensamiento en el ser humano, en donde las propuestas que se establezcan con un Otro estén enfocadas en complementar el conocimiento, dejando de lado la lucha por el poder, en cuanto a reconocer quien tiene la verdad, esto de cierta manera hace referencia al debate moderno en el que estamos inscritos y que incita al enfrentamiento de opiniones.
Todo lo anterior cabe mencionar que esta indirectamente presente en el pensamiento del ser humano y se manifiesta a través del miedo a perder un debate, y es por esto que el autor al citar a Nietzsche considera que el ser humano debería iniciar un proceso de preparación en donde intente reconocer que la verdad no se posee aun y que en lo que se deben centrar sus objetivos es en la recopilación de puntos de vista que conformen y se complementen sin entrar a discusión.
Por otro lado es importante el reconocimiento que Heidegger hace al aquí y al ahora, es decir al presente.
Este autor considera que el gran error que aleja al ser humano e impide alcanzar al súper hombre propuesto por Nietzsche es la incapacidad de trascender en su pensamiento, ubicándolo como un ser que centra su atención en el recuerdo, en lo que fue y que por ende abandona el presente, todo esto sin dejar de reconocer que la construcción del pensamiento en el hombre esta determinado por la experiencia, la cual sin entrar en materia es producto del pasado.
El superhombre de Nietzsche trae consigo una serie de características que posibilitan desarrollar lo tan anhelado por Heidegger y es vivir en el presente, es un prototipo de líder, con un carácter determinado y por consiguiente capaz de defender su autonomía, no olvidando que esta dispuesto a colaborarle a los demás, contribuyendo a que estos se superen, pero concibiendo como imposible que se pierda la esencia propia por ayudar a los demás, es decir, se debe luchar por los demás sin dejar de ser lo que uno es.
¿Qué aleja al hombre de tan especial condición? A esta pregunta Heidegger se toma la tarea de responder describiendo un sinfín de características que posicionan al hombre como incapaz de evolucionar en el pensamiento por estar aferrado al ayer, a lo que ya paso y no hay remedio para él, esto adicionando la condición de incapacidad por defender su autonomía, es decir por la debilidad que tiene para hacerse respetar como ser único e irrepetible.
En cuanto a la tan nombrada esencia del hombre (el ser), la lectura de Heidegger permite identificar que es la razón aquello que le permite diferenciarse de los demás seres, esto acompañado de elementos centrales como lo emocional determinado en gran parte por el “querer” y “la voluntad”.
Además de lo anterior se considera que la mayoría de las situaciones ante las cuales se enfrenta el ser humano, se encuentran transversalmente influenciadas por el bagaje histórico de “el fue” y aparecen consigo sentimientos que ni la voluntad puede remover y que se convierten en obstáculos, impidiendo así el desarrollo, la evolución del pensar, manifestándose a través del sufrimiento en el hombre por “querer el pasado”, desencadenando de manera volitiva una repugnancia hacia ese pasado que desea olvidar y ante el cual el castigo trabaja como mejor aliado, pues le permite desahogarse de ese sentimiento negativo que le impide dejar atrás el ayer y estar en el ahora.
¿Es la conciencia, consciente de esto? Por supuesto que si, dice Heidegger, la consciencia se torna testigo de cada proceso mencionado anteriormente, pero es sin embargo esa condición de seres con libre albedrío, es decir, con la voluntad de decidir que se hace y que no, es en parte la que determina dichas condiciones.
En la actualidad, el fortalecimiento del ser humano no deja de estar enfocado hacia una condición de dependencia, en donde lo que anhela no deja de estar por fuera de sí, con ambiciones que de cierto modo lo incitan a olvidar el ayer, pero que lo sumergen en un afán por el desconocimiento de lo que aun no ha pasado, es decir en el futuro.
Finalmente todo esto se convierte es en una propuesta al ser humano no solo a cuestionarse, sino a iniciar una búsqueda de estrategias que le permitan evolucionar y remediar el daño personal que a diario alimenta, y que por ende trasciende en el tiempo, y se vuelve inmanente al ser, siendo su esencia víctima de lo que el ser se dispone a experimentar.