sábado, 12 de septiembre de 2009

LA REALIDAD DE LAS DESIGUALDADES ARMONIOSAS

El texto de Norbert Elias “ensayo teórico entre establecidos y marginados” permite acercarnos y describirnos una parte de la realidad respecto a la desigualdad más conocida como “discriminación”, a la que muchos seres humanos se enfrentan y luchan en su cotidianidad. El hecho de considerar que personas que conviven dentro de una misma sociedad con igualdad de derechos y deberes sean denominados como “inferiormente humanos” y otros como “superiormente humano”, por estar gozando de determinadas condiciones o pertenecer a determinada situación – como es el caso de los antiguos de Winston parva descrito en el texto-, da lugar a que pensemos acerca de que es lo que realmente esta direccionando nuestros actos de discriminación, si es las condiciones como tal de esa población o es nuestro pensar y las representaciones que hemos hecho frente a esa realidad, puesto que la existencia de dicho fenómeno discriminatorio se puede categorizar mas como un hecho construido de carácter psicológico que como una construcción de tipo social, a la que comúnmente suele atribuirse dicho origen.

Todo lo anterior puede explicarse detalladamente al analizar el discurso de alguien que suele denominarse como violentado por la discriminación, puesto que en la mayoría de los casos este inicia aclarando que el sufre o padece de discriminación por que es tal o cual persona y goza de diferentes e inferiores condiciones, en comparación al que es de determinada población y goza de otras condiciones, esto pudo observarse claramente en el documental del distrito de agua blanca, pues ellos se creían distintos a las personas que vivían en Cali, por ser ellos pertenecientes a dicho contexto en donde ellos mismos reconocen que se vivencia situaciones de pobreza y violencia extrema, esto acompañado de un discurso más o menos así “yo creo que por ser de tal o cual lugar soy inferiormente humano que aquel que vive en “X” lugar”.
Al contemplar dicho aspecto Norbert Elías, considera que a pesar que se intente cambiar o recordarle a alguien que no pertenece a una categoría y a un discurso de inferioridad o superioridad, es un punto que suele tornarse difícil, puesto que así como edificamos y construimos nuestro yo, nuestra identidad, así mismo se construye el discurso de inferioridad o superioridad en alguien, y básicamente es este discurso el que marca las pautas de interrelación dentro de la sociedad, y es allí cuando remover ese discurso de tipo psicológico requiere que exista un cambio pero no cualquier tipo de cambio, es una transformación desde el interior de la persona.
Es importante además de lo anterior tener en cuenta otro aspecto y es que muchas veces esa superioridad o inferioridad no permiten ser derrotadas tan fácilmente en una persona o sociedad, puesto que el contexto es un factor que lo limita y no permite que dicho proceso se lleve a cabo, es decir, a pesar de que un grupo de niños que viven en un sitio de extrema pobreza quieran asumir un discurso de superioridad ante un grupo de niños que gozan de extrema riqueza (respecto a bienes materiales), este se vería limitado, pues no tendría las suficientes herramientas para construirse dentro de ellos y justificarse ante los demás. Es por ello, que en muchas ocasiones categorías como “la ciudad de Cali” y “el distrito de agua blanca”, se representan socialmente por estas personas como distintas, puesto que para ellos vivir en Cali, les exige una serie de condiciones que no están a su alcance como por ejemplo “ en Cali se necesita plata para andar en bus, para ir a rumbear…” , además de aclarar que ellos son pertenecientes es de “agua blanca” y no de “Cali”, a pesar de que reconocemos que Agua blanca es un distrito que pertenece a Cali, pero son dos categorías complemetamente distintas para ellos y por ende hacen que se representen socialmente inferiores a los que viven en Cali.
Teniendo en cuenta todos estos aspectos vemos pues, que al ser “la discriminación” una desigualdad armoniosa que muchos experimentan, determina dentro de estas personas ciertas características y es que dichas condiciones de desigualdad se vuelven algo propio, nada novedoso, y se acostumbran a vivirlas y por el contrario a lo que solemos pensar, son aspectos normales dentro de la realidad que se les presenta que las asumen y las viven, raro sería que ocurrieran cosas que los favoreciera y no les afectaran, por ejemplo situaciones como la de la prostituta que se le acerca a Jesús y él a diferencia de todos las demás personas no la juzga sino que por lo contrario le perdona sus pecados y la defiende de aquellos que la agreden, se convierte en una situación que la toma por sorpresa y ante la cual ella no se siente digna de vivir y de recibir de parte de alguien tan importante como lo era Jesús, pues ella ha interiorizado discursos de inferioridad y discriminación que le impiden reconocer que ella también puede disfrutar de privilegios como las otras personas.
Vemos también muy presente dentro de nuestra sociedad, marcas que imponen pautas tanto de inferioridad como de superioridad, en donde implícitamente lo que se busca es que el otro me otorgue algo tan significativo como es el reconocimiento. El hecho de que el otro me reconozca como yo considero que soy “inferior o superior”, requiere que yo use, me vista y frecuente determinados lugares, por ejemplo una marca de superioridad muy común en la actualidad son las cirugías plásticas, pues una mujer que quiera gozar de reconocimiento y no estar por fuera de las otras debe tener al menos una cirugía plástica, tanto así como llegar a pedir de regalo de 15 años no un viaje o ropa como frecuentemente se veía, sino que se le realice una cirugía plástica.
Finalmente podemos decir que todas las cosas tienen una justificación y una razón de ser para poder comprenderlas, y en especial el hecho de que las personas lleguen a asumir roles de inferioridad o superioridad, no es más que como lo mencionaba anteriormente “una búsqueda de reconocimiento”, que son respaldadas de manera implícita por normas de control validadas socialmente y de las cuales en algún momento todos somos participes: el chisme (Por ejemplo: los machistas) y el chiste, logrando que de una u otra manera que la gente se convenza y se termine comportando como superior o inferiormente se le ha catalogado.

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